sábado, 8 de mayo de 2010

Sentimiento 1.2

Nada se salva, ¿cierto? De el terrible temblor que lo rompe todo. Aquella nube gris que ves a lo lejos. Aquel gran resplandor que los niños llaman cielo. Aquello que, sabes, viene solo para cazarte.

Te definen tus errores y tus aciertos; sin ellos, no serias quien eres. Existes para equivocarte, y para ser felicitado por tu buen trabajo. ¿Quien te amaría si no cometieras errores? Sacas la fuerza de tus acciones, del deseo de no equivocarte, sin saber que quizás, te estas equivocando mas. Pero eres mejor, siempre y cuando te levantes y sigas adelante. Sabes que la vida no esta hecha de caminos fáciles y que en estos caminos te vas a caer, una y otra vez. Quizá nunca dejes de hacerlo, pero quien sabe, probablemente un día que te levantes, sepas que hacer, y tardaras un poco mas en volver a caer.

¿Pero que pasa cuando, en tu error, te llevas a otra persona? A alguien que no debía estar ahí, pero por tu ignorancia llevo consigo la carga. Le dolerá, y te dolerá a ti ver a esa persona sufrir. Y punto. No hay final feliz, la persona sufrió y tu también. Esa persona especial dijo te amo, mientras tu le tomabas la mano y veías cerca el piso. Esa persona no es otra, sino alguien que estará contigo, quieras o no. Te la vives equivocándote y esa persona esta ahí para decirte "oye, no te preocupes, yo te sostengo".

Eres tu, solo tu quien te manda y te ordena y te dice y te reprime. Te remuerde la conciencia el haber hecho daño a quien tu consideras especial y que, a la vez, te considera amor. ¿Porque es entonces, que lastimas a esa persona? Tu propósito no era ese, y tu ideal no es protegerlo. Ojala y este bien, pues es difícil recuperarse de eso, mas no imposible.

Consciente de lo que haces, tomas la decisión de seguir, ignorando toda señal de advertencia. Toda persona que se cruce en tu camino no sera tomada en cuenta, y todo ser no deseado sera eliminado. Todo intento de ayuda es hecho a un lado para seguir con tu objetivo. Por ahora lo que quieres es terminar el trayecto. Y vas a encontrar a alguien, una persona que, por alguna razón, no hiciste a un lado como a todas las demás, que quizá no tengas que tirar, pero que también te va a apoyar y a ayudar a seguir adelante, porque detenerte en este punto, no es una opción.

¿Y que pasa después?

Nada se salva, ¿cierto? De el terrible temblor que lo rompe todo. Aquella nube gris que ves a lo lejos. Aquel gran resplandor que los niños llaman cielo. Aquello que, sabes, viene solo para cazarte. Esa persona que viene y que te detiene, pero que te dice que sigas adelante. Nada te salva, de ti mismo.

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